Las palabras tienen un impacto profundo en la salud mental. Un comentario comprensivo puede ser un salvavidas para alguien que enfrenta una crisis emocional, mientras que una frase hiriente puede profundizar su sufrimiento. En la prevención del suicidio, la forma en que nos comunicamos con quienes atraviesan momentos difíciles es crucial.
Escuchar activamente, sin interrumpir ni juzgar, permite a la persona sentirse comprendida. En lugar de decir frases como “debes ser fuerte” o “todo pasa por algo”, intenta validar sus sentimientos con un simple “estoy aquí para ti” o “cuéntame cómo te sientes”. Estas palabras crean un espacio seguro donde la persona puede expresarse sin miedo.
Además, es importante fomentar conversaciones sobre salud mental en todos los ámbitos. La sensibilización reduce el estigma y anima a más personas a pedir ayuda sin temor. Si conoces a alguien que pueda estar luchando en silencio, una conversación genuina puede marcar la diferencia.
El diálogo empático y el apoyo incondicional pueden salvar vidas. Hagamos de nuestras palabras un puente hacia la esperanza.